Este es Coque. Me da un poco de pena recordarle porque ya no está con nosotros. La verdad es que su vida no fue muy larga y tampoco su paso por casa.
Nos lo encontramos un día que mi chico y yo volvíamos de hacer una barbacoa con los amigos en el monte. Era de noche y pasábamos por una carretera oscura y llena de curvas. Entonces mi novio que era el que conducía vió algo en la carretera y lo esquivó. Seguido me dijo que era un conejo (porque yo no me entero de nada y ni siquiera lo vi) y me comentó si quería parar (medio en broma, pero conociéndome sabía que diría que sí). Era bastante peligroso pero la verdad es que a veces nos pierden los bichos.
Total, que me bajé corriendo y me acerqué rápido para que no nos pasara nada si venía algún coche y para que el conejito estubiera a salvo (ya que en medio de la carretera no lo estaba). Me pareció muy raro que estubiera ahí quieto y que se dejara coger. Parecía estar bien pero tenía una mancha oscura en el morro, como de algo que había cogido. Pensamos en dejarlo allí, alejado de la carretera, pero como era de noche no podíamos andar bucando un buen sitio y decidimos llevárnoslo a casa para cuidar de él y buscarle un hogar.
Lo llevamos a la veterinaria y nos dijo que debía de ser un bebé porque era muy muy pequeñito y que en principio estaba bien, solo había que desparasitarlo. Pero al de unos días empezó a comportarse de una manera extraña: estaba muy quieto y como muy débil, dejó de comer (porque al principio comía muchísimo) y cuando le movias pues se animaba. Pero una mañana nos despertamos y ya no reaccionaba y no respiraba. Lo intentamos varias veces pero nada. En total no duró más de dos semanas, pero aún así pienso que en la carretera hubiese durado menos y hubiese tenido una muerte mucho peor.
Me apetecía escribir sobre él ya que, aunque no pasara mucho tiempo entre nosotros, nos acordamos de él y sentimos no haber podido hacer más por él.
Siempre será parte de nuestros recuerdos.
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